Bomberos valientes, guardianes de la vida, Contra las llamas, en la oscuridad, combaten, La llama y el humo, con fuerza y sin medida.
En el rincón más oscuro, allí están presentes, La esperanza encarnan en su uniforme, Dispuestos a todo, sin importar consecuentes, En cada emergencia, sin descanso y sin lumbre.
Su vocación, un llamado de altruismo, Entregan sin reservas su esencia, En el peligro, encuentran su optimismo, Salvando vidas, una sagrada ofrenda.
Son héroes anónimos, en la sombra, Afrontando el peligro, con valentía, Su compromiso y lealtad no se desdobla, En cada batalla, es su alma quien guía.
Los aplausos no bastan, es cierto, Porque en cada acto, su entrega es sincera, A ustedes, bomberos, nuestro respeto, Gracias por ser luz en la noche más severa.
En las llamas, encontramos su reflejo, La llama que arde en vuestro interior, En cada rescate, sois un espejo, De amor, de valor, de puro fervor.
En las calles y bosques, su labor se aprecia, Protegiendo vidas, sin medida, sin alarde, La comunidad os admira, os agradece, Bomberos valientes, guardianes de la tarde.
En cada verso de este humilde poema, Un tributo a vuestra grandeza y coraje, Que vuestra llama interna, siempre quema, Llevando esperanza en cada mensaje.
¡A vosotros, bomberos, un abrazo eterno, En cada incendio y en cada emergencia! Sois nuestro escudo, nuestro aliento, Vuestra valentía nos inspira, con magnificencia.
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